19 de mayo de 2016

Biblioteca escolar en Córdoba con incunables, sigue sin bibliotecario

La Biblioteca del IES Séneca es una de las bibliotecas más antiguas de la ciudad y también una de las más valiosas, aunque la importancia de su colección no se conozca demasiado fuera del lugar en que se custodia. Los fondos bibliográficos arrancan del siglo XVI e incluyen incunables, aunque hay obras importantes de todas las épocas históricas.
Desde mediados de octubre de 2011, este importante conjunto con decenas de miles de obras no tiene un bibliotecario que se ocupe de su custodia y ordenación. Desde entonces, la Junta de Andalucía no ha repuesto la plaza y en un principio ni siquiera mostró intención de hacerlo. Así lo confirmaron las mismas fuentes, que resaltaron que la Consejería de Educación, en una época marcada por los recortes en los gastos de la Administración pública, «no puede disponer un bibliotecario en cada instituto de Andalucía».
El centro recoge la herencia del antiguo colegio Nuestra Señora de la Asunción, fundado a mediados del siglo XVI por Pedro López de Alba en el edificio que hoy es instituto Luis de Góngora. En 1966, el que ya se conocía como instituto Séneca se trasladó a la nueva sede en la avenida de Menéndez Pidal, y con el toda la colección de libros y el archivo. En el edificio de Las Tendillas se creó el instituto Luis de Góngora, en un principio destinado a la enseñanza femenina. Hasta los años 70, era el centro de enseñanza más elevado de Córdoba, a excepción de la Facultad de Veterinaria, con lo que todos los libros del ámbito de las humanidades y muchos sobre ciencias que llegan a la ciudad no podían tener otro destino.

Incunables

Hasta la nueva sede fueron a parar libros desde el siglo XV, entre los que existen incunables y piezas documentales de gran valor, como la bula del Papa Gregorio XIII que en 1577 dio por erigido el centro. No sólo recoge las obras del colegio, sino también donaciones de particulares y de instituciones.
Hay obras de toda la etapa barroca y también del siglo XIX, muchas de ellas bastantes singulares. Así, por ejemplo, se puede encontrar la primera traducción al español de «Los miserables» de Víctor Hugo y sendas ediciones de «La Divina Comedia» de Dante y «El paraíso perdido» de Milton con grabados de Gustav Doré. Ya en el siglo XX, se conservan muchos de los primeros números de la «Revista de Occidente».

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